martes, 1 de marzo de 2011

Machu Picchu

La mañana de ayer empezaba con esta noticia, la nieta de Hiram Bingham aseguraba: "Mi abuelo no descubrió Machu Picchu".

"Él se lo enseñó al mundo, porque ustedes en el Perú ya sabían que estaba ahí. ¿Si dicen que él lo descubrió? No, no lo descubrió, porque Machu Picchu ya estaba ahí y la gente lo sabía. Él se enteró de eso y dio un paso más allá: traer la atención del mundo sobre la ciudadela inca”, afirmaba al diario "El Comercio".
La ciudadela inca es un asentamiento que fue construido por los incas en el siglo XV. Inca, o inka, es el nombre que se les daba a los habitantes de la cuenca del río Huatanay, en cuya ribera se levanta la ciudad del Cusco. Los incas, antes de esos tiempos, habían logrado formar un reino que dominaba la parte media del río Vilcanota.

El contexto en el cual fue instalada la ciudadela está directamente asociado a las condiciones de suntuosidad que nacieron con la formación del imperio de los incas. Si es que, en efecto, esta fue el mausoleo que escogió Pachacútec para mantener su cuerpo para la eternidad, se trata de una obra ciertamente equivalente a la que levantaron otras civilizaciones del mundo para sus héroes sagrados. Si no fue así, debió de ser una obra diseñada por un artista refinado para cumplir con una función diferente a la de cualquier otro asentamiento conocido en sus tiempos. Los incas construyeron varias ciudades en el Tawantinsuyu, todas ellas de arquitectura exquisita, pero ninguna con el deleite estético que tienen cada uno de los recintos y espacios de este santuario.

La arqueología registra dos fases en el comportamiento de los cusqueños, que han sido denominadas Inca Provincial, o Killke, e Inca Imperial. En la primera fase, la Provincial, la arquitectura y las demás artes no se habían desarrollado más allá de los límites domésticos que sustentaban una forma de vida local y básicamente aldeana. La manufactura era de configuración simple y de aspecto tosco, sin gran diferencia entre una vajilla ordinaria y una elegante. Esto cambió radicalmente en la fase Imperial, en la que fue ostensible la existencia de una manufactura de élite y de otra popular. Asimismo, los asentamientos de la fase Provincial, de aspecto aldeano indiferenciado, fueron desplazados por centros urbanos claramente elitistas, con edificios públicos y espacios sagrados lujosos, caminos empedrados, estaciones de servicio en las rutas entre los pueblos, depósitos y graneros para almacenar los bienes excedentes o los recibidos como tributos, etcétera. Machu Picchu y su majestuosidad pertenece, obviamente, a la fase Imperial.

Y en opinión personal, la negación del descubrimiento hecha por la nieta de Hiram Bingham es justa, Machu Picchu siempre ha estado ahí para nosotros y es un orgullo, propiedad e insignia que debemos proteger todos los peruanos.


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Scape2peru.com

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