En las últimas semanas, Machu Picchu ha llamado grandemente la atención no solamente por cumplir un centenario de la llegada de Hiram Bingham a esta ciudadela, sino por las declaraciones de la UNESCO, donde solicitaban limitar las visitas a 2500 personas a la vez. La llegada de esto, como es totalmente comprensible, generó la incomodidad de decenas de turistas que ya habían llegado al Cusco para conocer esta maravilla del mundo, y a los que no se les permitió el ingreso, a fin de cumplir con la disposición de esta entidad internacional.
Lógicamente, esto inició rápidamente un debate en nuestro país, a fin de poder establecer medidas que logren que Machu Picchu continúe siendo un punto de llegada, como lo es actualmente para miles de turistas del mundo entero y del país.
El problema principal está en que, como más de una autoridad ha declarado, no existe un estudio válido y exhaustivo que muestre cual es el real aforo posible para la ciudadela. Frente a esto, no queda otra que por ahora limitar el ingreso, o mucho mejor, plantear visitas por horas, limitando el tiempo el que los turistas estén en la ciudad.
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