No hay limeño que no conozca su nombre y que no haya conocido su imagen desde muy pequeños. Santa Rosa de Lima va mucho más allá de una creencia religiosa. Es un ícono que nos une a todos y que es tan característico de nuestra capital como nuestras construcciones y costumbres más reconocidas. Tan así es, que las celebraciones de Santa Rosa de Lima incluso son realizadas en varios otras ciudades del mundo, entre Europa, Asia y Oceanía.
Hoy, su devoción en nuestra ciudad es enorme, y cada año miles de personas llegan hasta la Basílica levantada luego de su canonización en el lugar donde fue su hogar. Ahí se encuentra el conocido pozo de los deseos, a donde los creyentes depositan las cartas que le escriben cada año, con peticiones y mensajes de gratitud.
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